sábado, 29 de junio de 2013

Pedaleando por toda América



Científico de profesión y viajero en bici por pasión. Así se autodefine Damian Alejandro Lopez, más conocido como su álter ego, Jamerboi. Seis años atrás se propuso pedalear desde Alaska hasta Usuahia en dos años. Pero esos dos años se convirtieron en cuatro años repletos de historias, aprendizajes, anécdotas y vivencias compartidas. Hoy Jamerboi es la inspiración de muchxs viajerxs que están preparando su viaje. Por eso, dedicamos todo nuestro programa radial para hablar con este intrépido ciclista.
Con udes: Jamerboi
Nació en Mar del Plata, Argentina. Estudió química, hizo un doctorado, siguió trabajando en el ámbito académico y al mismo tiempo, iba desarrollando esa doble personalidad que lo impulsaba a pedalear por el mundo. Al principio realizaba pequeños viajes, hasta que el lado Jamerboi pudo más y decidió dejarlo todo por la bici.
El 4 de julio de 2007 comenzó su gran periplo. Arrancó desde arriba, de Alaska hasta Mar del Plata, de un extremo al otro del continente. Recorrió 53 mil kilómetros, bajando por Canadá, EEUU, México, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Perú, Bolivia y Argentina. En ese transitar, se hospedó en Misiones, y ahí fue donde empezamos a conocer su historia. Finalmente, llegó a su hogar cuatro años después, el 16 de abril de 2011.
El antes y el después para Damián fue su primer viaje a los 24 años, pedaleando por la ruta 40 de La Patagonia, desde San Martín hasta la Ushuaia. “Ahí fue donde me gané este apodo de Jamerboi gracias a otros ciclistas, porque llevo un martillito de madera para clavar las estacas”, contó en la entrevista radial.
En esos primeros caminos, conoció a otros ciclistas que le incentivaron a realizar el gran viaje y cumplir ese gran sueño. “Pasaron ocho años hasta que realmente pude largarme y concretarlo porque  tuve que ahorrar mucho tiempo, tener el equipo y los fondos necesarios para subsistir a lo largo del viaje”.
Llegando a una Aldea Infantil SOS

La mirada social fue una cuestión fundamental en la decisión de Jamerboi. No era un simple viaje en bicicleta. “Me parecía que necesitaba poder devolver algo de todo lo que yo sabía que iba a recibir de la gente y del viaje en sí”. Entonces decidió promover una ONG llamada Aldeas Infantiles SOS, que trabaja para chicos y chicas sin familias. “Ese fue el verdadero motor y el eje central de toda la travesía”. En total, visitó 34 aldeas de toda América.
Su vida y su casa durante esos cuatro años, fue Maira, su bici que llegó a pesar 80 kilos. En el camino, sufrió robos, se cayó y se enfermó, pero Jamerboi prefiere rescatar lo valioso de andar en bicicleta y nutrirse de otros mundos. “Lo que uno aprende en la calle y viajando, te va nutriendo y te va dando perspectivas diferentes de las realidades que uno en general viviendo en la ciudad y en su rutina diaria se las pierde”.
Maira, su bici de 80 kilos
En ese sentido, también habló sobre las desigualdades que descubrió en el camino: “Lo más duro es cruzarse con los extremos de pobrezas que son desoladores. No hace falta irse lejos para ver eso. Uno se cree que solo en Centro América podes encontrar estas situaciones, y en realidad lo podes encontrar en cualquier lado. Pero sobre todo en Honduras y Nicaragua ver eso tan de cerca, tan palpable. Es un golpe bastante duro y eso te hace apreciar mucho más las cosas que uno tiene diariamente”.
En 2011, llegó a su casa de Mar del Plata, sin un peso, endeudado y con la necesidad de conseguir un trabajo. Entonces, obtuvo un puesto como científico invernante en la Antártida. No pudo con su genio y se llevó su bicicleta. “Hice la primera Masa Crítica unipersonal”, contó entre risas. Allí encontró el amor: Uli, una científica. Se enamoraron y hoy viven en Alemania, donde ya comenzaron a viajar en la caravana mágica en pareja y con Maika, la mascota.

La Masa Crítica unipersonal en la Antártida

SEGÚN JAMERBOI:
El paisaje más asombroso: El Salar de Uyuni en Bolivia.
Los países más amigables: Colombia y Argentina.
El lugar más inseguro: El Salvador.
El más seguro: La Patagonia.
Consejos para intentarlo: Empezar con pequeños viajes. Ir cómodxs con una posición adecuada en la bicicleta y utilizar ropas confortables.
Frase inspiradora: “que sea lo que sea” (canción de Drexler).






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