viernes, 27 de julio de 2012

La llave, un pedal


El reencuentro en Brasil
Por Paola Andrea Torres Barahona*
Por lo general me es difícil recordar el día en que aprendí a leer o a recitar las tablas de multiplicar, a atarme los cordones y otras cosas que hacen parte de mi vida, ¿alguien recuerda la primera vez de lo anterior?, creo que en mi caso no hubo nada atractivo para recordarlo. Pero, ¿cómo olvidar el día que aprendiste a montar bici? No recuerdo que día de la semana o cuál era la fecha, sin embargo recuerdo que hacía un poco de sol, y que saliera el sol en Bogotá era todo un acontecimiento, hoy sale con más frecuencia, dicen los entendidos que es por el cambio climático… la bici, el día, no cambiemos de tema. 

Tendría menos de siete años y podría apostar que fastidié tanto a mi tío para que me enseñara, que cedió y me sacó al parque frente a la casa de mis abuelos, más exactamente en la cancha de baloncesto fue la hazaña. Ya habíamos dado un par de vueltas y él me sujetada con su mano en el sillín, hubo un momento en el que parece que salí de mí y soy una observadora, un tercero en la escena en la esquina de la cancha, veo desde afuera, pero siento adentro, alcanzaba los pedales y no podía agarrar más velocidad porque mi tío me sostenía fuerte, y un rato después como quien se quiere lanzar a la pileta sin flotador y sin la más mínima idea de nadar, se lanza, así pedalee y le dije ‘suélteme que yo puedo’, y me soltó, me tembló el manubrio, pero me di mi primera vuelta solita, y quedé como dicen por ahí “más contenta que perro con dos colas” un momento tan lindo y especial que nunca olvido. 

Tuve patines, estuve en el equipo de baloncesto y voleibol del colegio, corrí algunas carreras de 100 metros planos, ahora que lo recuerdo, pero ¿una bici? Nada, ni en pintura por mi casa, no tuve la suerte de que me compraran una, a mi hermana sí pero yo ya no vivía con ella para usársela, estaba estudiando en la universidad, y nunca pensé desplazarme en ese transporte, aunque ya en Bogotá la cultura de la bici estuviera agarrando furor y respeto.

Luego, pasaron los años, así como pasa mucha agua debajo del puente, y de nuevo una bici cae en mis manos, bastantes años después y en otro país. Ya no era la niña de siete años, sino la joven mayor de 32. En medio de unas vacaciones en Brasil, en la calle principal de Armaçao alguien llegó en una, y con mi cara de turista le dije ¿me dejas dar una vuelta? Dijo sí y no quise abusar de su confianza por tanto no fui tan lejos, sin embargo recordé lo chévere que se siente pedalear y en vestido, wow, esa si era una sensación extraña, Brasil, calorcito, brisa marina y yo en una playera, el mejor reencuentro después de tantos años.

Abril 2012. Primera Masa Crítica en Posadas
Ahora reconozco que nunca le di mucha bola a andar en bici, ni viviendo en Posadas, una ciudad pequeña, en donde se ven muchas bicis, aduzco que por el miedo a los conductores, no a las lomadas, o a las subidas y o a las calles dañadas, no, miedo a que me atropellaran. 

Los mayas “dijeron” que en este año se iba a acabar el mundo, yo les digo: ojalá que no porque está re bueno, hay nuevos placeres, uno diferente ¡una bici! ¿una bici? Bah, cualquiera tiene una bici… rectifico, no una bici sino andar en bici. Andar en bici, ¡que emoción! Marzo de 2012, domingo 1º de abril, primera Masa Crítica edición Posadas, por aquello de la exactitud. ¡Alucinante! Ni siquiera era mía la bici, pero era mío eso que sentí, totalmente mío, escondido, guardado, como algunos cuerpos de las estatuas de la isla de Pascua, esperando a ser descubiertos, en este caso, unos pedales abrieron la puerta, quién se habría imaginado que la llave tendría esa forma, y la tiene.

Lo que puedo decir de andar en bici es que cada uno es dueño de su avance, no hay manera de culpar a otrx porque no se avanza, tus piernas te llevan a donde quieras, tu cabeza también, y a veces la segunda tiene más poder desde arriba que las que van abajo pedaleando, sin embargo te dejas llevar, es tu ritmo, es tu contacto con el piso, con la brisa, con el sol, la lluvia y todo aquello que se te atraviese, hasta con el mosquito que te cae en el ojo, o la espina que te pincha la goma recién comprada.

Masa Crítica de julio y con bici propia
Todo incide cuando pedaleas, el mundo y una está conectada, es la posibilidad de compartir la calle a la par con otros más grandes y fuertes, tienes la posibilidad de ponerte los audífonos e ir cantando, o morirte de la risa, creo que pocas veces he visto eso dentro de un auto, a no ser que estés en la costanera a punto de levantar una chica, en bici se pueden ver las caras, por lo menos de esfuerzo al pedalear.

En este 2012 se abrieron unos portales, quizás de la alegría, ah, es mi año, soy dragona, quizás todo confluyó y es mi premio por ser yo, quizás es un llamado a seguir buscando dentro, quizás una señal a revivir esas sensaciones que creíste desaparecidas, podría inventar otras tantas excusas del por qué me gusta andar en, pero me quedo con la que me convence cada vez que voy bajando las escaleras con Ella, cierro la puerta, me subo, acomodo el pedal y doy el primer pedalazo, ya en la esquina soy otra, una de tantas que disfrutan los pequeños placeres, esos de tracción, de retos diarios, de concesiones y de reconciliaciones.

Ni mejor, ni peor que nadie, yendo en bici me siento otra, no es lo mismo ser peatona que ciclera, quizás en unos años pueda definir exactamente qué es, ahora sólo disfruto, salgo y pedaleo, nunca había sido tan lindo sacar a pasear los demonios, la bici es tan complaciente, que hasta en eso te acompaña.

activismo ciclero! 
*Este texto fue escrito especialmente para el blog de Diarios de Bicicleta. Después de tanta insistencia, nuestra amiga Paola nos envió este bello relato de su historia con la bicicleta. Nació en Colombia, pero hace cinco años vive en Posadas, Misiones, Argentina. Hoy es una de las personas más comprometidas con el movimiento ciclero incipiente en la capital misionera. Gracias Paola por este gran aporte! Gracias de todo corazón!


1 comentario:

  1. En Colombia encontrás bicicletas playeras, monaretas y otras, ¡de fábrica!... www.mitiendainternet.com

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