Diarios de Bicicleta (DB): ¿Cómo y por qué nació
Ciclofamilia?
Ciclofamilia (CF): Con Marcela, mi mujer, siempre nos gustó mucho pedalear. Y
cuando nacieron los chicos vino la disyuntiva de cómo hacerlo, cómo seguir
pedaleando, disfrutando la ciudad y moviéndonos, y a partir de las experiencias
que fuimos ganando, obteniendo y construyendo para resolver los problemas prácticos
de compartir con los chicos la bici, sentimos la necesidad de poner en un blog
todo eso para los demás y de alguna manera, como disfrutamos muchísimo de la
actividad de pedalear con los chicos, animar a otros. El objetivo del blog se cumplió. Más allá de que nuestro blog trate temas generales
sobre la cultura de la bicicleta en la ciudad, el origen fue compartir esta
vivencia y animar a otros a romper la cultura del miedo, que es lo único que se
necesita para subirse a la bici.
DB: ¿Qué es lo lindo de compartir el tiempo en familia arriba de
la bici? ¿Te acordás de alguna anécdota?
CF: Hay como un montón de lugares comunes asociados a la bici y
el andar con los chicos, que tiene que ver con la convivencia en la calle o con
la violencia vial, pero nosotros siempre contamos una anécdota que nos pasó que
es muy ilustrativa de esto. Ignacio, fiel a su origen santiagueño, suele
dormirse arriba de la sillita de la bici; empezamos a andar y se duerme, lo
cual es toda una particularidad por las contorsiones que suele tener esto (El
hecho de que los chicos se duerman es un indicador de paz y de alegría, en los
lugares donde hay mala onda no se duermen) Recordamos que una vez, una mujer adelante en la camioneta con su bebe en
brazos y sin cinturón de seguridad nos dijo “ey, cuidado! El chico se durmió”.
Pero qué loco, porque en términos potenciales ella estaba adentro de un
vehículo con 1300 kilogramos de masa de piso con el bebe adelante sin cinturón,
y el riesgo era nuestro. En esto hay cosas que están mal planteadas, en muchos
lugares a la hora de moverse, hacerlo con los chicos en bici es mucho más
seguro que en auto. Aunque parezca paradójico, porque vas a velocidad humana.
DB: Nombraste la frase violencia vial ¿cómo se vive esto en las
calles?
CF: Hoy muchos de los grupos y de los activistas que buscan
mejorar las condiciones de vida en el ambiente vial, empiezan a hablar no ya
tanto de seguridad sino de convivencia vial, porque si tenes que 95 por ciento
de las razones de los mal llamados accidentes, sino que son siniestros, de
alguna u otra forma están vinculados a causas humanas, el problema es más bien
de convivencia que de seguridad. Empiezan a hablar de que el ambiente de la
calle es un ambiente de violencia. Y esta manera de enfocar el problema como a
su modo lo fue en su momento la violencia de género empieza a alumbrar otras
conductas del nosotros y el estar en la calle, conductas que de alguna manera
están invisibilizadas, pero que hay que tratar de echar luz a partir de esta
clave: por qué una persona que a veces es un buen comerciante, un buen esposo,
y buen padre se sube a un auto y tiene conductas totalmente contrarias a las
conductas que tiene regularmente. Las grupos de familiares de víctimas empiezan
a plantear esto como una forma de violencia, porque sin lugar a duda, están
muriendo 13 personas por día en la Argentina, sin contar que hay una cantidad
muy grande de personas que van a sufrir distintos siniestros viales y le van a
quedar secuelas físicas y psicológicas muy graves y que va a haber otras
personas que un día salieron a manejar, que de repente no son víctimas sino que
se convirtieron en victimarios de otros y eso también deja secuelas.
DB: Esto también se relaciona a la inequidad o desigualdad que
existe entre los medios de transportes que circulan en la ciudad…
CF: Totalmente. Una vez, hablando con el presidente de la
asociación de ciclistas urbanos de Buenos Aires, señalaba que la
infraestructura vial siempre está pensada desde atrás de un parabrisas, que es
la peor opción en términos de transporte y convivencia, no es un problema de
ponerse en contra de los autos, uno no puede estar en contra de los objetos,
pero en cambio de la infraestructura focalizar que el eje de las decisiones se
tomen atrás del parabrisas, empieza a generar todo un ambiente urbano que algún
punto se va convirtiendo lentamente en
hostil a los otros integrantes, en este punto creo que hay una inequidad porque
la inversión pública por lo general tiende más a facilitar las cosas al usuario
individual de automóvil o al menos hay una alta cuota de inversión pública
destinada a eso.
DB: ¿Y desde donde nos tendríamos que parar para pensar en todos
y todas?
CF: Estoy convencido de que la bicicleta no es la solución al
transporte pero es una de las mejores perspectivas para enfocar el problema.
Creo que hay que avanzar en un modelo que tienda cada vez más al transporte
público, las bicicletas públicas también pueden cumplir un rol super
importante, y creo que si cambias el eje del transporte individual al
transporte público ya todo cambia, y de una manera muy importante. Insisto no
es un problema de estar en contra o a favor del auto, sino cómo movemos de la
mejor manera, de la manera más amigable con el ambiente y de la manera menos
violenta a las miles de personas que necesitan transportarse. Esa es quizás la
pregunta.
DB: Se habla de una revolución de la bici, ¿opinás que es así?
CF: Uno que viene pedaleando desde hace muchos años, sin lugar a
dudas que estamos viviendo un nuevo renacer de la bici que es muy grande, que
tiene discursos novedosos, antes la bici estaba muy sesgada al problema del transporte o al problema del
deporte, hoy también se asocia con nuevas formas de organizar lo comunitario,
un caso en Buenos Aires maravilloso es La Fabricicleta, un taller donde la
gente va, aporta piezas de manera gratuita, se comparten saberes. Entonces la
bicicleta está llevando a una nueva visión de la sociedad, eso es un merito de
los ciclistas más que de la bicicleta.
DB: También con el movimiento Masa Crítica en todo el país…
CF: Claro, está sucediendo en un montón
de ciudades. El planteo empieza con la bicicleta pero su consecuencia es una
visión nueva de lo público. Nuestra concepción es que la calle es de todos,
pero más bien es de nadie.
DB: ¿Cómo se está moviendo Buenos Aires?
Las políticas públicas y las bicisendas?
CF: Mi postura es crítica. Partimos de
un hecho que es indudable que la aparición de las bicisendas ha fomentado la
aparición de ciclistas, ese es un hecho más bien objetivo. Pero sí creo que las
bicisendas tienen problemas de infraestructuras que son muy importantes, como
por ejemplo, que sean de doble flujo, porque esto hace que el peatón antes de
cruzar tengan que mirar tres veces la calle, o sea, le añade un costo al peatón.
Hay muchas bicisendas puestas en la vereda de avenidas como la av. libertador.
Parecería que las bicicletas comparten con el peatón y lo ponen al peatón en
una condición de mucha inferioridad, porque la bicicleta anda a 15 kilómetros
por hora y el peatón no. hoy la concepción del sistema público de bicicletas,
me parece una idea interesante, pero le falta mejorar la distribución
geográfica, las políticas de la bicicleta hacia el sur no llegan, por ejemplo.
Creo que una bicisenda en la circunvalación de posadas es seguro y necesario, el tema es en las calles urbanas
donde las velocidades son de 40 de velocidad máxima hace falta segregar a la
bici de la calle, además aparecen obstáculos que paradójicamente dejan al
ciclista en una posición de indefensión.
DF: Por último, ¿Cuál es tu recomendación
para las familias que quieran empezar a movilizarse en bici?
CF: Para andar en bici con los chicos
lo que hay que hacer es tener una sillita atrás y tener ganas de hacerlo. Hay que
tener algunos cuidados, pero eso lo tiene cualquier padre responsable. Hay dos
recomendaciones mínimas, tener frenos, no contrapedal, y tratar de poner todo
el portaequipaje a los soportes estructurales del cuadro, pero por lo demás,
solamente con el entusiasmo va alcanzando. O mandar un correo a ciclofamilia@gmail.com y nosotros les
contestamos.
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