Y llegó la segunda masa posadeña. La alegría volvió a
rodar por las calles y esta vez con más presencia de bicicletas que se sumaron
para decir “acá estamos y somos tránsito”. Pero tampoco faltaron las comunidades de
rollers, skaters y longboards que ya se convirtieron en una cualidad distintiva
del resto de las masas críticas argentinas. El sol dominguero nos recibía con un
clima cálido, ideal para disfrutar pedaleando, para compartir con alegría, para
ocupar el espacio público y hacer lo que nos gusta hacer.
Respetando los semáforos
Miradas ansiosas y llenas de expectativas. Caras nuevas y otras más conocidas por las redes sociales daban cuenta de que el evento está llegando a la gente.
Arrancamos un nuevo recorrido el domingo 6 de mayo desde la plaza 9 de julio. Pasadas
las 5 de la tarde, ruedas y rueditas se unieron para concretar este gran paseo
por el centro y la costanera de Posadas. Por la calle San Martín, se comenzó a
sentir la euforia de saber que la masa volvía a manifestarse.
Unión de rueditas
Y esta vez las reglas estaban más claras, ya no hizo falta explicar conceptos o ideas, el mensaje estaba implícito en cada trayecto del paseo. El respeto, la solidaridad y el trabajo en equipo se
hicieron presentes como en la primera masa. Hasta contamos con la colaboración
de un par de policías de tránsito, que nos dieron una mano para detener a los
autos en las esquinas más congestionadas.
Solidaridad. Foto by Laucha Alterach
Todo tranquilo. Todo parecía tranquilo. Hasta que llegó
la gran bajada de la calle Alvear y luego la entrada triunfal a la costanera de
Posadas. Adrenalina, felicidad y libertad. Fueron algunos de los sentimientos
que destilaban los cuerpos y que expresaban los rostros de cada participante. “Disculpe
don, primero vamos nosotros y después usted”, le dijo un masacritiquero a uno
de los automovilistas que esperaban en una larga fila mientras la Masa
circulaba por el paseo costero.
Alegría contagiosa
Con el río Paraná como testigo de esta hazaña colectiva,
el silencio formó parte de la atmósfera urbana. Porque ante la contaminación sonora, esa
es otra virtud de los vehículos no motorizados: El Silencio del Pedal.
Como una gran bola naranja y brillante, el sol se iba
despidiendo cuando llegábamos al final. Una vez más, fuimos testigos de un
atardecer único que nos recibía para compartir la satisfacción de la misión
cumplida. Una vez más, fuimos dueños y dueñas de las calles. Y las palabras de mi
compañero masacritiquero tomaron otro sentido: “primero vamos nosotros…”
El sol nos recibe
Una vez leí una frase en un flyer que decía: “En la masa
somos diferentes, pero nos sentimos iguales”. Y creo que es justamente esa
sensación la que se observa entre l@s participantes. Un domingo, durante una
hora y media, jóvenes, niños, adolescentes, familias enteras, se suman a este
movimiento que transmite buena onda por todos lados y por única vez al mes, se
apropian del tránsito de la ciudad. También, a otros nos une la posibilidad de
pensar en una Posadas menos contaminada por el humo, el ruido y otras molestias
que causan los vehículos motorizados; saber que es posible pensar en otra
ciudad más amigable conmigo y con los demás. Entender que el cambio se genera
desde la acción, desde la locura de pensar que es imposible, pero la certeza de
que solo la unión puede provocar una transformación.